Monseñor Manuel Moledo

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(1907-1988)

Impulsó el nacimiento de ACDE y fue asesor desde su fundación,
en diciembre de 1952 y hasta su fallecimiento, en junio de 1988
.

Desde los inicios de ACDE, el papel de asesor doctrinal no requirió definición. Más que una función era una presencia, una guía y un afecto, fraterno, pero casi reverencial. El padre Manuel Moledo eran en gran medida ACDE. La Asociación había sido formada por “sus” hombres, y con ellos y con sus familias mantenía una relación estrechísima y constante. Una característica que podríamos llamar atípica del Padre Moledo como sacerdote fue su capacidad para comprender mucho antes y más profundamente que otros, los problemas que enfrentaba el empresario. Esto le permitió ser “el pastor” de empresarios, por excelencia; pastor en el sentido más estricto y bello de la palabra.

El Padre Moledo decía: «hace treinta años que estoy trabajando con empresarios. Cuando empecé me habrá costado unos cinco años entenderlos. Cinco años de callar, mirar, oír, auscultar, esperar. Entonces aprendí a respetarlos y admirarlos». Y sigue más adelante: «el empresario que no es austero no es un buen empresario, porque no conoce el verdadero valor de la riqueza. Lo que ennoblece a la riqueza es la inversión convertida en productora, factor de abundancia».

“El gran orador del país”

Nació en diciembre de 1907, poco tiempo después de que su madre descendiera del barco que la trajo desde España hacia Argentina. Proveniente de la región de Pontevedra, el padre de Manuel había viajado previamente y vivido en el país durante 30 años, regresando a su región para casarse. Comerciante, pero hijo de labradores, Manuel lo recordaba como “un hombre muy recto”, que había logrado que su almacén creciera hasta ser “muy importante”.

Bautizado en la parroquia de Flores, asistió a un colegio religioso de la misma zona hasta que ingresó al seminario con tan sólo 13 años. Esa decisión, en retrospectiva, le parecerá apresurada. El paso por el colegio lo inclinará a ingresar al seminario, con una reflexión “no demasiado profunda”. 

En 1928 culmina el seminario en Villa Devoto, doctorándose en Filosofía. Ese mismo año recibe una beca para continuar sus estudios en Roma, específicamente en la Universidad Gregoriana (perteneciente a la Compañía de Jesús) y residiendo en el Colegio Pío Latinoamericano, compartiendo la experiencia con seminaristas de todo el continente. 

Finalmente es ordenado sacerdote en 1932, en la Basílica San Juan de Letrán (Catedral y sede episcopal del obispo en Roma), compartiendo la ordenación con Juan Carlos Aramburu, quien sería arzobispo de Buenos Aires.

En ese mismo año, Moledo regresa a Argentina y comienza su carrera pastoral en la parroquia “Nuestra Señora de Luján Porteño” en el barrio de Parque Avellaneda. Allí crea el primer grupo de Jóvenes de Acción Católica, ayudado por los contactos que había establecido durante su estadía en Roma. Allí había conocido a Caggiano, quien fuera el primer asesor general de la Acción Católica en el país, y promotor de la misma. 

Tras un año de trabajo en esa parroquia fue transferido a la parroquia Santa Julia, en el barrio de Caballito. Se trataba de una parroquia con una comunidad muy apegada a la vida parroquial, con ramas de Acción Católica ya constituidas, y que congregaba jóvenes no sólo católicos.

Se encontraba en esa parroquia cuando, en 1934, participó como confesor del Congreso Eucarístico Internacional, confesando gente en las estaciones del subte de la línea A.

Un año después, toma a su cargo la cátedra “Historia de la Iglesia Católica”, reemplazando al P. Franceschi, en los Cursos de Cultura Católica. Comienza así una relación con los Cursillos que se ampliará al dictado de otros cursos y seminarios.

En 1943, es nombrado Asesor General de los Jóvenes de Acción Católica Argentina. Quizá por su amplia labor con la juventud se lo suele recordar como un pastor dedicado especialmente a los jóvenes. De los múltiples testimonios de jóvenes que escucharon sus palabras en estos ámbitos puede referirse la amplia influencia que Moledo tenía. Muchos de estos jóvenes continuaron durante su vida adulta vinculados con grupos católicos, formados también por Moledo, como ACDE y la Liga de Madres de Familia. 

De esta época quedan exhortaciones que han entrado en la historia y marcaron a generaciones, como aquella de una conmovida y multitudinaria Asamblea de la JAC en Santa Fe: “Muchachos: un propósito esta noche. Si supieran con qué pasión por vuestras almas, con qué pasión por vuestras vidas, con qué pasión por la Iglesia en nuestra patria, con qué hambre de que digan sí, y sí de verdad, yo os pido que se lancen, a costa de cualquier sacrificio, a costa de madrugadas, de fríos, de cualquier cosa, que se lancen, muchachos, a la Comunión frecuente. ¡Agotemos los sagrarios donde vive el Hijo de la Vírgen!”

Su siguiente destino sería la Parroquia de la Resurrección del Señor, ubicada en Dorrego y Corrientes, donde fue nombrado por el cardenal Copello. Permanecería allí durante 30 años. En un libro editado por la Liga de Madres de Familia, a 10 años de su muerte, se hace referencia a su trabajo en dicha parroquia, la cual “llegaría a convertirse, gracias a su extraordinaria labor, en proveedora abundante de fieles al Señor, de instituciones pujantes y de dirigentes laicos, todos optimizados por su dirección y ejemplo”.

En 1951 y junto con dirigentes provenientes de la Acción Católica, crea la Liga de Madres de Familia. “Había madres que estaban aún en las plazas de nuestro país, frente a la Catedral, pero que no entraban a la iglesia; había otras que estaban en el atrio, pero tampoco entraban y estaban las que compartían la Iglesia con nosotros. Todas ellas debían ser invitadas a participar de la Liga de Madres y a todas ellas se debía la Asociación” (Moledo). “Decía que la Iglesia y la Liga no estaban para hacer náufragos, sino para recoger náufragos. Todos tienen su lugar y a todos hay que recoger. Creó una Asociación ecuménica, cuando aún no se hablaba de ecumenismo” (Lucy de Pascual)

Desde el inicio de la asociación hasta su muerte, Moledo ofició de asesor de la LMF.

En 1952, un grupo de 67 dirigentes de empresa, impulsados por Enrique Shaw y por Moledo, fundan la Asociación Católica de Dirigentes de Empresa (ACDE), procurando “constituir un ámbito independiente de la Iglesia, pero alimentado por su doctrina social”

El 24 de junio de 1988, Moledo fallece en Buenos Aires. Una semana después, sus restos son despedidos con una eucaristía presidida por el entonces arzobispo Antonio Quarracino en la parroquia Resurrección del Señor. “Sin pretenderlo, y sin caer en la cuenta, el P. Moledo despojó a nuestros púlpitos de aquella solemne y grave retórica en la que parecía casi obligación encarnar el mensaje del Señor (…) No es exagerado afirmar que durante largos años se lo consideró el ‘predicador’ del país. Ejercicios espirituales, conferencias, sermones, televisión, clases magistrales: la siembra de su palabra cayó en los más distintos ámbitos de la geografía de nuestra patria y en el seno de los más diversos auditorios” dijo el Cardenal Quarracino en su homilía.

Fuente: Investigación sobre la vida de Mons. Moledo de Daniela Ruiz y “Escuchando a Moledo” de José Luis de Imaz