1957

Instauración de Asignaciones Familiares en Argentina

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Enrique Shaw fue uno de los impulsores y autores de una de las medidas de política familiar que hacen referencia a recursos monetarios al participar en el proceso de gestación de la ley de Salario Familiar que se decretó en la Argentina en 1957. Para que la implantación de las asignaciones familiares no fuera excesivamente gravosa para el empleador “cosa que los desalentaría a tomar personal con familia numerosa” se ideó la creación de un Fondo de Compensación de Asignaciones Familiares, mediante el 5% de lo que los empleadores aporten a las Cajas de Jubilaciones. “Cabe destacar que moralmente lo justo es que todos los que hagan un mismo trabajo puedan tener un mismo nivel de vida. Es injusto que una familia que da hijos a la patria se vea obligada a vivir en un nivel muy inferior al del soltero y, además, no pueda alimentar, cuidar y educar debidamente a sus hijos” (Gutiérrez Berisso, Enduc 2015).

Una empleada de las Cristalerías Rigolleau, llamada Adelina Humier comentó que cuando en el año 1959 estaba por tener un bebé fue a la administración a pedirle a Enrique un aumento por mérito, quien además de otorgárselo le pidió que siguiera el trámite para cobrar la gratificación por maternidad y cuando Adelina le contó a Shaw lo poquito que cobró “ya que solo le alcanzó para comprar un juguete”, Enrique dijo: “qué injustas son las leyes de los hombres”, y él mismo cumplió las funciones de la Caja de Maternidad que había sido creada en 1934-1936 (comunicación personal Humier, 2014).

  1. Enrique Shaw y su interés por la “cuestión social”

El interés de Enrique Shaw por la cuestión social puede vincularse a lo que él mismo denomina su “conversión”. Durante una licencia en Mar del Plata, posiblemente en el verano de 1940 o 1941, Enrique queda impactado por un libro sobre cuestiones contemporáneas vistas a la luz del Magisterio de la Iglesia. Se trataba del Manual de cuestiones contemporáneas, escrito por el Cardenal Jean Verdier. A partir de su lectura Enrique inicia un camino que, con el correr de los años, lo lleva a concretar dos grandes iniciativas. Por un lado la fundación de una institución que “evangelice” el ámbito empresarial argentino: la ACDE, Asociación Católica de Dirigentes de Empresa, que en 1961 cambió su nombre por el actual, Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa. Por otro, la implantación de las asignaciones familiares. No es casual que desde 1944 Enrique colaborara personal y económicamente con la Juventud Obrera Católica, JOC, movimiento inspirado en la prédica de Mons. Cardijn, aunque distara mucho de pertenecer a la clase obrera. De hecho, fue designado “primer jocista honorario”. Mons. Cardijn (1882-1967), había fundado en Bélgica en 1925, la “Juventud Obrera Católica”, institución que buscaba que la Iglesia se acercara a la clase obrera y que fuera aprobada luego por Pío XI.

El contacto de Enrique con el jocismo se acrecienta durante el viaje a los Estados Unidos para realizar un curso de Meteorología ordenado por sus superiores navales. En la travesía coincide con jocistas canadienses, Gerard Pelletier, y el P. Asselin omi, asesor de la JOC. A través de ellos Enrique conoce a Mons. Reynold Hillenbrand, de la arquidiócesis de Chicago, muy vinculado a la JOC en los Estados Unidos. Ante las inquietudes de Enrique por la cuestión social, Mons. Hillenbrand le aconseja que, por su entorno personal y familiar, será más eficaz en su dedicación a la causa obrera desde su posición de dirigente de empresa católico, “cristianizando” al empresariado.

También el entonces canónigo Cardijn, que realiza una visita a Buenos Aires en 1949, lo alentará a formar un movimiento patronal cristiano, ya que consideraba que así como el apóstol del obrero debía ser un obrero, el apóstol de los empresarios debía ser un empresario. Además de Mons. Hillenbrand y Mons. Cardijn, otras figuras influyen en la visión que Enrique tiene sobre el tema empresario: el industrial francés Leon Harmel (1829-1915) quien siguiendo los postulados de la Rerum Novarum fue el primer empresario en ocuparse del tema del salario familiar y Leon Bekaert (1891-1961), industrial y político belga, cofundador de Uniapac, a quien Enrique conocerá personalmente. También toma ideas del padre Valère Fallon S.J., cuya obra Principes d´Economie sociele, Enrique lee cuidadosamente y cita con frecuencia.

Además de su ingreso a Cristalerías Rigolleau donde intentará poner en práctica su visión de la empresa, será importante para Enrique – como miembro de la Acción Católica- la labor desarrollada en la “Comisión Arquidiocesana Pro ayuda a Europa” que, a instancias del Cardenal Copello, se organiza para socorrer a la Europa de la posguerra. Allí Enrique, secretario honorario de la subcomisión de industriales y comerciantes, pedirá ayuda económica a los empresarios. Concluida la labor específica de la comisión, algunos de sus miembros alentaron la idea de seguir trabajando juntos, constituyéndose en el germen de una agrupación de empresarios católicos. El 3 de diciembre de 1952 se constituyó la “Asociación Católica de Dirigentes de Empresa”, ACDE, asociación que proponía a sus miembros la fidelidad a los postulados de la doctrina social católica y que Enrique siempre vincularía a la figura de Mons. Hillenbrand.

  1. Antecedentes de las asignaciones familiares en el mundo y en nuestro país

¿Es Enrique Shaw el iniciador de las asignaciones familiares? No, pero sí es quien logra su implantación en la Argentina.

El principio de las asignaciones familiares fue aplicado por primera vez por el industrial francés León Harmel (1829-1915). Harmel intenta organizar su empresa en torno a los principios de la Doctrina social de la Iglesia y de los postulados de Le Play (1806-1882), sociólogo y economista francés. Para evitar que, por tener que pagar asignaciones familiares los empleadores terminaran optando por trabajadores sin hijos a cargo, se ideó la creación de Cajas de compensación. La creación de dichos fondos fue propuesta por Romanet, un industrial católico de Grenoble dedicado a la metalurgia. La idea prosperó y a partir de 1918 se crearon diiversas cajas compensadoras en Francia. Los fondos se organizaban por la reunión de empleadores en una determinada industria o por coincidencias regionales. De acuerdo a la cantidad de trabajadores o a las horas trabajadas, cada empleador deposita una suma en el fondo de compensación que luego se destina en forma proporcional para destinar a los hijos de los trabajadores. La experiencia de las Cajas compensadoras se trasladó en un primer momento a Austria y Bélgica. Luego se instrumentaron con carácter obligatorio en Nueva Zelanda, Bélgica, Francia, Italia y también en Inglaterra, Irlanda, Canadá, Australia, Suecia. Dichas cajas se componían con aportes patronales y de los trabajadores y distribuían luego las asignaciones familiares para nacimientos, monto por hijo, etc. Una de las modalidades más difundida era la asignación por hijos menores de edad, desde el nacimiento hasta una edad determinada, que se pagaba al “jefe de familia”. Otros países establecieron que la ayuda se pagaba a la madre, más allá de la actividad profesional del padre.

En nuestro país, a principios del siglo XX, dicha iniciativa había sido establecida “motu propio” en algunas empresas. Instituciones católicas, como la Federación de Círculos católicos de Obreros, la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas y las Ligas de Padres y Madres de Familia, pregonaban a favor del salario familiar. Ya en 1921, a tono con lo que ocurría en Europa, el diputado católico Dr. Juan B. Cafferata había presentado un proyecto de ley de salario familiar ante el Congreso Nacional.

El Episcopado Argentino se hizo eco de las directivas pontificias enunciadas por León XIII, Pío XI y Pío XII y en la Pastoral Colectiva de 1940 se refiere al salario familiar y a las cajas de compensación. También la Acción Católica Argentina realizó en 1934 una campaña de difusión del postulado cristiano del salario familiar a través de su Secretariado Central Económico Social.

En 1941 los diputados católicos Dres. Francisco Casiello y Jaime Soler presentan un proyecto para instaurar las cajas de compensación para las asignaciones familiares. Torcuato Di Tella, promueve asimismo el seguro social y las asignaciones familiares.

El tema será nuevamente tratado en 1949 en la “IV Semana Nacional de Estudios Sociales”, organizada por la ACA del 22 al 29 de mayo de 1949, y dedicada a “La restauración social de la familia argentina”.

En 1956 hay señales claras en pos de las asignaciones familiares. Por un lado, en agosto, la Comisión Consultiva de la Unión Industrial Argentina se pone en contacto con el gobierno para presentarle un estudio –en el que había trabajado Enrique – que sirva de base a la solución integral del problema laboral. Sugiere la necesidad de establecer el salario familiar, pagadero a las “cabezas de familia” y sujeto a la creación de un fondo de asignaciones familiares formado por el aporte obligatorio de todos los empleadores que ocupan personal afiliado a las Cajas de jubilación del Instituto Nacional de Previsión Social. Por otro lado, al renovarse el Convenio Colectivo de Trabajo Nº108, que cubría a los Empleados de Comercio, uno de los integrantes de la representación patronal, el Ing. Francisco Muro de Nadal, amigo y colega de Enrique en la ACDE, obtuvo la aprobación para crear la Caja de Asignaciones Familiares para Empleados de Comercio de modo de otorgar una asignación familiar por hijo. En tercer lugar, el Episcopado argentino retoma en la Pastoral Colectiva de 1956 –redactada por Enrique- la prédica en pos de las asignaciones familiares y las cajas de compensación.

  1. Enrique y las asignaciones familiares

En febrero de 1957 Enrique acepta el cargo de asesor de la Comisión de Estudios Económicos de la Unión Industrial Argentina. Desde allí y en nombre de la UIA, presenta un informe al Dr. Alejandro Frers, secretario del Consejo Económico. Allí Enrique calcula que la asignación por hijo menor de 15 años debe ser de $ 150 y explica el cálculo que realiza para llegar a esa cifra. Para que la implantación de las asignaciones familiares no fuera excesivamente gravosa para el empleador –cosa que los desalentaría a tomar personal con familia numerosa- se ideó la creación de un Fondo de Compensación de Asignaciones Familiares, mediante el 5% de lo que los empleadores aporten a las Cajas de Jubilaciones. De dicho fondo saldrán las asignaciones de $ 150 por cada hijo menor de 15 años, asignaciones que serán intransferibles e inembargables. En los fundamentos del informe, Enrique explica cómo en ese momento dar un aumento general de salarios generaría inflación. En cambio, implantar las asignaciones familiares sería algo direccionado especialmente a aquellos que más lo necesitan por tener hijos a cargo. Para fundamentar su proyecto hace un análisis de la población para ver cuántos serían los beneficiarios y los recursos a emplear.

En junio, Enrique presenta en la Comisión de Estudios Económicos y Fomento Industrial de la UIA un informe sobre salario familiar en sus aspectos técnicos y estadísticos. Días más tarde, sugiere completar los estudios ya realizados al respecto e informarse acerca de los estudios que se realizan en el ministerio de Hacienda. Asimismo la UIA pedirá formar parte de la Comisión redactora del proyecto de asignaciones familiares mediante la inclusión de Enrique Shaw y del Dr. Gottheil por su actuación en el proyecto presentado en 1956.

Dado los antecedentes que hemos mencionado más arriba, el gobierno sancionó en julio de 1957, los decretos ley sobre asignaciones familiares 7.913 y 7.914.

El Decreto–Ley 7913/57, declaró obligatorio para las empresas comprendidas en el convenio de los empleados de comercio el pago de una suma a empleados y obreros de su dependencia con hijos a cargo, ya fueran menores de 15 años o discapacitados de cualquier edad. El Decreto Ley Nº 7914/57, por una propuesta formulada por la Unión Industrial Argentina, extiende el beneficio para los trabajadores industriales. Las asignaciones familiares no se consideran integrantes del salario, por lo cual no estaban sujetas a aportes jubilatorios ni a descuentos por impuestos a los réditos, no se tenían en cuenta para el pago de aguinaldos ni para indemnización por despido o accidentes y son inembargables. Los fondos compensadores para el pago de las asignaciones familiares se formaban con aportes obligatorios mensuales a cargo de los empresarios y eran éstos los que luego pagaban las asignaciones.

En agosto de 1957, Enrique se refiere a los aspectos jurídicos, financieros, administrativos, sociales y económicos de la nueva legislación. Destaca que “a pedido de las patronales respectivas- cosa rara vez vista y que, por lo tanto, merece destacarse por ser signo de los tiempos nuevos- se ha instituido el pago, para el sector comercial e industrial, de $ 150.- por cada hijo menor de 15 años o incapacitado de cualquier edad”. Y concluye: “cabe destacar que moralmente lo justo es que todos los que hagan un mismo trabajo puedan tener un mismo nivel de vida. Es injusto que una familia que da hijos a la Patria se vea obligada a vivir en un nivel muy inferior al del soltero y además no pueda alimentar, cuidar y educar debidamente a sus hijos.

En los considerandos del decreto 7913, se hace referencia al Convenio Colectivo de Trabajo de los Empleados de Comercio de 1956. No se menciona a Enrique Shaw.

Sin embargo, tres testimonios del mismo Enrique – poco afecto a la exageración de sus propios méritos- prueban su participación concreta en la implantación de las asignaciones familiares. Hablamos de dos cartas a su tío, P. Adolfo Tornquist, muy cercano a Enrique y una carta a Mons. Di Pasquo, asesor de la JOC.

Dice Enrique a su tío, el P. Adolfo Tornquist: “Algo que te dará alegría es que el Decreto-ley sobre Salario Familiar, vieja aspiración de todo católico con sentido social fue prácticamente redactado por mí, en base a proyectos redactados en la ACDE. Algún día te contaré los detalles, pues es casi milagroso que haya salido. Tus oraciones sin duda deben haber contribuido muchísimo, así como las de Santa Teresita al éxito de las misiones”.

En otro momento, dice Enrique: “La ACDE el año pasado [1957], además de su trabajo “normal” ha hecho muchas cosas de proyección cierta, aunque difícil de medir: el Congreso (que resultó magnífico y de mucha repercusión), la traducción y publicación (que nosotros financiamos) de un libro “El Dirigente de Empresa” que trata solamente de los aspectos espirituales de esa función … un empresario joven a Bélgica (en combinación con una beca de ellos) para estudiar bien lo que hacen allí y los estudios básicos que luego culminaron en el Salario Familiar para todo el país”.

Por último, en marzo de 1958, le escribirá a Mons. Emilio Di Pasquo, asesor de la JOC: “Aprovecho la oportunidad para decirle que, como habrá comprobado, la orden que Ud. me diera cuando yo era Presidente de la ACDE gracias a Dios la hemos podido cumplir: sin la ACDE el salario familiar no se hubiera logrado. No fuimos los únicos que lo empujamos, pues hubo otros que, por motivaciones diferentes, hicieron mucho a su favor. Pero mi afirmación se basa en que ACDE: 1) Creó el ambiente en las esferas gubernamentales y patronales, 2) hizo los estudios sobre la mejor (para nuestro país) forma jurídica, rebatió las objeciones y coordinó los importantísimos y dificilísimos estudios económicos, 3) por medio de sus socios catalizó, sistematizó, orientó y empujó en una palabra actuó de levadura en la masa. (En el Boletín Oficial de la ACA se dejó una breve constancia al respecto y, si me permite la sugerencia, si basándose en él dirigiera alguna nota oficial a la ACDE, Paraguay 1931, serviría sin duda de mucho aliento).

Queda claro entonces que la concreción de las iniciativas en torno a la implantación en la Argentina de las asignaciones familiares estuvo directamente vinculada a la persona de Enrique Shaw.

Fuente: Enrique Shaw y la implantación de las asignaciones familiares en Argentina escrito por M. Inés Gutiérrez Berisso.