1961

ACDE pasa a ser cristiana

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ACDE nace en estrecha colaboración con la Iglesia. Sin embargo, debemos aclarar que al principio hubo distintos criterios en cuanto a si debía llamarse asociación “católica” o “cristiana”. Según el testimonio de Cecilia Bunge de Shaw, la idea primitiva de Enrique había sido llamar a la nueva institución “Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa”, para enfatizar el carácter ecuménico de la misma. Para Enrique adoptar la denominación “cristiana” era mejor porque al no excluir a nadie, aseguraría una mayor radio de acción.

Es a instancias del cardenal Copello que finalmente se adopta el nombre de Asociación “Católica”. Por ello, en 1953, la Comisión Directiva de ACDE elabora un escrito denominado “Exposición de motivos” en el cual explica que la institución lleva el nombre de “católica” porque solo la doctrina de la Iglesia puede remediar males tan extendidos en el mundo empresario. 

En 1961 se hace un cambio en los Estatutos y la entidad pasa a llamarse “Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa”, que sucedió en la sede arzobispal al cardenal Copello, Mons. Fermín Laffito (dato importante, ya que el cardenal Copello había sido quien exigió la denominación “Católica” de la Asociación). ACDE realiza una reforma de sus Estatutos y pasa a autodefinirse como “un movimiento temporal de empresarios de inspiración cristiana, destinado a fomentar una espiritualidad del deber de estado y promover el óptimo aporte empresarial al Bien común, según la Doctrina Social de la Iglesia”, atendiendo al pedido del Papa Juan XXIII de promover un espacio de integración con las iglesias cristianas en la preparación del Concilio Vaticano II.

En el art. 1 ° se establece un cambio en la denominación de la entidad, que ahora será “Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa” (y no católica) conser­vando las mismas siglas: ACDE. En cuanto a los fines, se mantienen los mismos enunciados en 1952 agregando la creación de becas, organización de cursos, conferencias, publicaciones tendientes a la difusión de los principios de la ley natural y cristiana dentro de las empresas y sus relaciones públicas.

ACDE se convierte así en una asociación con fuerte arraigo en la tradición de la Iglesia Católica, pero que admite en su interior un pluralismo de pertenencias ecuménicas siempre que sus socios reconozcan los valores que la sustentan y deseen inspirar su acción en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.