Jorge Baldomero Vicente Pereda Girado

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“Nota escrita por la periodista Mercedes Colombres, por gentileza de la familia Pereda”

Dice Jorge Luis Borges en “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz” que cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es.  

Jorge Baldomero Pereda fue, desde muy joven, un apasionado por la investigación e innovación ganadera y un ferviente cristiano que hizo suyas las nuevas ideas de la doctrina social de la Iglesia, convirtiéndolas en una nueva visión sobre la responsabilidad social empresaria. 

Generoso con los demás, austero y parco en su estilo de vida, Pereda fue progresivamente alejándose del Jockey Club y de la vida mundana de Buenos Aires. Esto se profundizó luego de enviudar de su primera mujer, Laura Bullrich. 

Documentos y registros históricos prueban que a Jorge Baldomero lo obsesionaba ampliar el horizonte de la ganadería hacia nuevas fronteras, importando reproductores y adoptando las más avanzadas prácticas de mejoramiento de rodeos en sus establecimientos: “Villa María”, en Lincoln, provincia de Buenos Aires y “La Guampita”, en el norte de Santa Fe.

Registros de la Sociedad Rural Argentina, de las razas ganaderas y de Acción Católica nos muestran a un joven Jorge Baldomero activo, movilizando a sus pares, atento a las innovaciones del mundo ya en 1935.

En 1937 prologa el estudio de Ezequiel Tagle sobre la raza ovina Merino Argentino, realizado con su apoyo, para la mejora de esa actividad. Ese mismo volumen considera a su padre, Celedonio Tomás Pereda, el primer criador de Merino Argentino registrado.

En 1939 traduce un tratado del famoso genetista norteamericano Jay Lush, “Consanguinidad en los rodeos vacunos”, y lo hace llegar a la revista “Caras y Caretas” para su difusión en el mercado argentino. La traducción de Pereda fue hecha con el permiso de Lush.

A principios de 1940 ya se lo registra produciendo hacienda en el norte de Santa Fe, toda una aventura en una época donde la mayoría que pensaba en ganadería pensaba en la Pampa Húmeda. Producir en el Chaco Santafesino era todo un desafío por las altas temperaturas, los campos de monte y los problemas de sanidad.

Por entonces empezó a participar como cabañero en Palermo, con animales Hereford, cosechando campeones desde temprana edad. En algún momento de esos años también, junto a sus hermanos, instituyó los premios a animales Hereford “Celedonio Pereda” y “Eduardo Pereda”, dentro de la Exposición Rural de Palermo. También organizó un concurso de arte y esculturas desde la Sociedad Rural, apoyado y financiado por él y otros amigos del agro. 

La generosidad de Pereda no era poco común, ni en su familia, ni en su grupo social. Por ejemplo, su padre Celedonio ya se había destacado por inversiones estratégicas y por ser un filántropo destacado, con donaciones importantes a la Iglesia y a diversas obras. Su abuelo Vicente, en tanto, también había seguido ese patrón. 

Jorge Baldomero se había criado en un hogar donde ayudar era la norma. Sin embargo, la documentación disponible sugiere que Jorge Baldomero fue un poco más allá. A la manera de su amigo Enrique Shaw, Pereda buscó el bienestar de sus empleados y sus familias, el bienestar de sus colegas productores y el bienestar general del sector agropecuario argentino a través de la innovación permanente y un nuevo concepto de responsabilidad social empresaria.  

En el establecimiento “Villa María”, en Lincoln, Jorge Baldomero se preocupaba para que cada uno de sus empleados fuera criando su propio rodeo, enviara a sus hijos a la escuela; y muchos otros aspectos que dignificaban a las familias que vivían en allí, y fortalecían el vínculo con Pereda y su propia familia. 

Ese sendero parece haberse profundizado desde 1946, cuando Pereda participó junto a Shaw de la famosa Comisión Pro Ayuda a Europa, colecta que se hizo por sugerencia del Papa y la supervisión del Cardenal Santiago Copello. 

Pero antes de entrar en el capítulo de su vida que terminaría situándolo como uno de los fundadores de ACDE, un pequeño paréntesis.

En 1945 enviudó de Laura Bullrich, una belleza de espíritu artístico y luminoso con la que se había casado en 1933 y había tenido tres hijos (Jorge Augusto, Laura y Hernán). 

Sumido en la nostalgia donó en 1946 importantes obras a los museos de Arte Decorativo  y Nacional de Bellas Artes en honor a la memoria de Laura, según consta en los registros de ambas instituciones.

Pero el mal trago y la nostalgia consecuente no le impidieron seguir rumiando ideas para llegar a ser un empresario de punta y un buen empleador.  

Así en 1946, Pereda asume un cargo importante dentro del mapa del poder empresario. Se convierte en secretario de la Sociedad Rural, un cargo político y que lo lleva a negociar diferentes cuestiones con el Gobierno.

Paralelamente continúa criando con tesón en Lincoln y en Santa Fe, buscando inspiración en los mejores planteos del mundo, incluído Estados Unidos, para mejorar la ganadería. Sus esfuerzos rinden y el Anuario de SRA registra que sólo en 1947 Pereda se llevó 22 distinciones por sus Hereford. En 1948, además, su prestigio como cabañero lo llevó a ser jurado de la raza Hereford por invitación de la ciudad de Kansas City, en Estados Unidos. 

La Comisión Pro Ayuda

La Comisión Pro Europa nació en 1946, en Semana Santa, ante el dramático llamado de Pío XII a la feligresía de la rica Argentina de ayudar a alimentar a una Europa hambrienta. El Papa conocía bien el país por haberlo visitado como cardenal en 1934, en ocasión del Congreso Eucarístico.  

La cara visible de la colecta fue Sara Benedit de Pereda, dirigente destacada de la Acción Católica y viuda de un hermano de Jorge Baldomero.

La documentación disponible, aunque escasa, parece señalar que Pereda fue uno de los aliados fundamentales de Shaw en generar apoyo empresario a la iniciativa, que recaudó un aproximado de 500.000 dólares (7,5 millones de dólares de hoy según las calculadoras de inflación de dólar estadounidense), de acuerdo a las investigaciones de Daniel Martini, para la reseña biográfica de Sara Benedit de Pereda.

Sara Benedit fue la que confirmó al Padre Hernán Pereda, el único hijo vivo de Jorge Baldomero, del involucramiento de Pereda en esa acción, ya que ni los diarios ni los documentos oficiales dan cuenta de la presencia de Shaw, Pereda o alguno de sus amigos en la gesta. “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”, reza un viejo dicho bíblico.

La colecta, iniciada en 1946 y llevada a cabo ese año y en 1947, fue muy exitosa en los resultados. En 1948 el Papa publicó una carta en todos los medios agradeciendo la ayuda argentina. 

De la Comisión Pro Ayuda a Europa nació ACDE, la primera organización empresaria que propuso unir humanidad, capitalismo y buenas relaciones entre obreros y patrones, con Enrique Shaw a la cabeza y 64 amigos apoyando. Entre ellos, Jorge Baldomero Pereda. 

 “El Papa Pío XII mandó una nota a los dos cardenales argentinos (Santiago Copello y Antonio Caggiano) pidiendo que la Argentina coopere en el agudo problema que se presentaba en Europa enviando alimentos y otros medios de ayuda. Los dos cardenales confiaron el encargo a la Acción Católica Argentina, quien a su vez formó una Comisión para ayudar a Europa y esa comisión constituyó una subcomisión de industriales y comerciantes. Concluida la misión específica de esa subcomisión, se reunieron algunos de ellos y dijeron que sería muy interesante continuar trabajando juntos, en forma más o menos organizada, no ya para ayudar a Europa sino para el fin que dije al principio (el deber de los empresarios en el campo social, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia), es decir ser empresarios más cristianos”, recordó Shaw en un congreso de UNIAPAC muchos años después, según consigna Daniel Martini en su reseña sobre Sara Benedit.

ACDE fue quizás uno de los sueños e iniciativa de los cuales Pereda más habló con sus descendientes. “Papá no era de contar mucho, era reservado, pero siempre contaba lo que intentaban hacer en ACDE, en cuanto a ser empresarios con un sentido cristiano”, recordó su hijo Hernán en una conversación telefónica.

Un ganadero distinto

En 1941 llegó de EEUU el primer lote de animales Brahman, autorizados especialmente por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, para S.A. Pereda Ltda. Unas 10 vaquillonas y 3 Toritos para la estancia “Curupaity”, ubicada en Hersilia, Santa Fe. Dado que Celedonio, titular de Pereda Ltda, falleció ese mismo año, es probable que sus hijos Celedonio y Jorge hayan influido en su decisión de traer genética estadounidense al país para mejorar los rodeos locales. Esa importación marcaría un cambio de rumbo y de escala para la ganadería argentina en el futuro.

Pasan los años y la década del 50 encuentra a los hermanos Pereda haciendo prácticamente lo mismo pero con visiones diferentes. Los datos señalan que, en paralelo, ambos experimentan con la mezcla de cebú y razas británicas para generar un ganado más rústico y resistente al calor del Norte.

Así, la Asociación Braford Argentina reconoce como fundador de la raza a Jorge Baldomero Pereda, por sus trabajos de cruzamiento de Hereford con Cebú en su estancia Villa María, en Lincoln. Pereda denominó Herebú a esos primeros ejemplares. “Trabajos posteriores de cruzamientos contribuyeron a delinear el Braford y a inscribir provisoriamente sus productos en una Comisión Mixta Braford que operaba conjuntamente en las Asociaciones de Criadores de Cebú y en la Asociación Argentina Criadores de Hereford”, destaca la historia de la Asociación. 

Hasta la fecha, el Premio al Mérito de la Asociación se llama Jorge B. Pereda el honor al protagonista de esta reseña.

Por su lado, la Asociación Argentina de Brahman considera a uno de sus fundadores a su hermano Celedonio V. Pereda, su primer presidente, en 1954.

Lo que parece ser sólo una coincidencia de afinidades de dos hermanos es en realidad una visión diferente de estilo empresarial. 

Para los 50, Jorge B. Pereda se diferenciaba más de sus pares y familiares por su vocación de seguir un estilo austero e involucrado con el bienestar de sus empleados, modelo no muy común en el resto de sus amigos. Eso le granjeó no pocos roces con los que habían sido sus pares y colegas durante toda su vida.

Lo cierto es que lo que quiso hacer Jorge Baldomero terminó pasando por la lógica de mercado 80 años después. Hoy la vedette de la ganadería es el Norte Argentino y las razas más populosas, las impulsadas por Jorge y Celedonio V.

Volviendo a Jorge Baldomero, su sed de mejoras en sus emprendimientos continuó hasta el final de sus días. Un agrónomo uruguayo recuerda en una crónica su visita a una jornada en “Villa María” el espíritu de trabajo notable de Jorge. “Por entonces no podía saber que estaba asistiendo a un evento de la organización creadora de una metodología de trabajo que luego se extendería por casi todas las regiones productivas argentinas. Fueron brillantes y muy impactantes las presentaciones de Jorge Pereda, apoyándose en los técnicos Marcelo Foulon, coordinador de los grupos CREA, y Fernando Lagos, un genetista recién llegado de EE.UU. En la recorrida a campo pude ver por primera vez una pastura de festuca que, por entonces, constituía toda una novedad”. Las innovaciones de Jorge Pereda se plasmaron en un paper denominado “El mejoramiento ganadero por la selección”, firmado por él, Marcelo Foulon, y Fernando Lagos.

En 1954, su toro Ruperto Nicasio fue consagrado Gran Campeón Hereford, y según el jurado inglés involucrado en la elección, nunca había visto un animal de esa categoría. Todo un reconocimiento, ya que el animal había sido criado por Pereda por preceptos más parecidos a los aplicados en la moderna Norteamérica, un poco a contramano del estilo de producción inglés que se aplicaba en Argentina. Pereda quiso obsequiar el animal a Inglaterra para contagiar a los ingleses de las nuevas prácticas, pero la idea no pudo llevarse a cabo.

Su espíritu empresario pareció tener un sorpresivo continuador en su sobrino Eduardo Pereda, presidente de CREA. Su preocupación por lo social, en cambio, fue heredada por su hijo Jorge, un decidido defensor de los productores chicos del Norte y de los indígenas, y su hijo Hernán, sacerdote.

Su fértil carrera de innovador y empresario no le impidió seguir cultivando la vida familiar. Volvió a casarse 15 años después de enviudar y con sus hijos mayores ya siguiendo cada uno su propio camino. Con su segunda mujer, Amalia Möeller, tuvo cuatro hijos más: Amalia, José María, Isabel y Juan Pablo. Paralelamente, pudo ver nacer a varios nietos nacidos de sus hijos mayores. Sus hijos con Amalia continúan la tradición de trabajo en el campo de Jorge Baldomero hasta hoy.

Podría decirse de él lo mismo que San Pablo escribió en una de sus cartas: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.