Julio Adolfo Steverlynck

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Nació el 4 de octubre de 1895 en Courtrai, Bélgica y falleció el 28-11-1975 en Luján, provincia de Buenos Aires, a los 80 años. Fue enterrado en el cementerio de Villa Flandria. Era hijo de Alois Steverlynck y de Elodie Deweer. Casado con María Alicia Gonnet (oriunda de los Pirineos franceses), tuvo 16 hijos. Dos de ellos (Jorge y Alois), fueron también socios fundadores de ACDE. 

El empresario textil de nacionalidad belga fue pionero en el país en aplicar la Doctrina Social de la Iglesia. Su empresa, Algodonera Flandria y sus numerosas instituciones sociales y deportivas conformaron un entorno moldeado por las encíclicas Rerum Novarum y Populorum Progressio. Fue el primer empresario en Argentina en introducir los avances que se daban en Europa en el área de la seguridad social otorgando a sus empleados vacaciones pagas, aguinaldo y premios por producción, además de desarrollar la zona donde estaba localizada la empresa, construyendo barrios, un centro de salud y clubes.

La familia Steverlynck exportaba telas desde Bélgica a la Argentina y en 1923 decidió abrir una filial en al país, encargando a uno de los hijos, Jules (Julio) que se trasladara para ponerse a cargo del emprendimiento. A poco de su arribo, Steverlynck fundó la Algodonera Sudamericana Flandria en Valentín Alsina y tiempo después mudó la empresa a las inmediaciones del pequeño pueblo rural de Jauregui, a orillas del río Luján. Con el conocimiento familiar, Steverlynck transformó a la empresa en pionera en la industria textil, con una producción integrada desde la plantación del lino y algodón, hasta la fabricación industrial de los productos. 

A la par, don Julio quería aplicar en su empresa los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. La visión de Don Julio era desarrollar una comunidad en donde los valores católicos de reforma social podrían convertirse en realidad. También su esposa estaba totalmente comprometida a la visión de su marido, y con el tiempo, el bienestar espiritual y físico de los trabajadores y sus familias se convirtió en su misión personal.  Como no había escuelas aún en el pueblo, ella misma daba educación religiosa en su casa, a los hijos de los trabajadores. 

Don Julio tuvo una relación cercana y se inspiró asimismo en las enseñanzas del fundador de la Juventud Obrera Católica Cardenal Joseph Cardijn, connacional suyo. 

El crecimiento, la prosperidad y la armonía de la que gozaban los habitantes de la ciudad no era más que el resultado de las iniciativas sociales implementadas por la Algodonera Flandria. Estas iniciativas eran únicas y avanzadas para Argentina, incluían: préstamos sin intereses, beneficios para la adquisición de materiales de construcción así los trabajadores podían construir sus propias casas, los salarios más altos de la industria, jornadas laborales de 8 horas (10 años antes de que se estableciera por ley), licencia por matrimonio y maternidad entre otras. 

Familia de Julio Adolfo Steverlynck

Algodonera Flandria también se hizo cargo de todas las necesidades básicas de los habitantes de Villa Flandria, como la electricidad, salud, calles y mantenimiento e incluso entretenimiento. La filosofía de una vida sana y equilibrada para todos que sostenía Don Julio se ve plasmada en los establecimientos sociales e instituciones deportivas que permanecen funcionales hasta el día de hoy. Como por ejemplo el club de remo “El Timón”, la pista de ciclismo, la banda musical “Rerum Novarum” y el club de futbol “Flandria”, todos creados y financiados por Don Julio y Maria Alicia. Siendo la prioridad número uno de la pareja la vida espiritual, construyeron tres iglesias en el área, las cuales fueron el centro de muchas actividades sociales de Villa Flandria. La principal, es la actual parroquia San Luis Gonzaga inaugurada en 1932.

La fama de Steverlynck trascendió la Argentina, al punto que el rey Balduino de Belgica y la reina Fabiola, visitaron la familia en su casa de la Estancia Santa Elena en el año 1965, acompañados del entonces presidente de la Nación, Arturo Illia y visitaron el establecimiento fabril recibiendo un cálido recibimiento del personal. 

En su momento de mayor expansión, Steverlynck estaba a cargo de tres empresas textiles: Algodonera Flandria S.A, Linera Bonaerense y Fabril Linera, que llegaron a emplear simultáneamente a más de tres mil personas. Luego de la muerte del pionero, la hiperinflación de 1989 significó un golpe mortal para la empresa que entró en convocatoria de acreedores y cerró definitivamente en 1995. Los terrenos de las fábricas de Steverlynck dan vida al Parque Industrial Villa Flandria, al Parque Industrial y Tecnológico “Julio Steverlynck” y al predio industrial en la localidad de Cortines que perteneciera a Fabril Linera.  

Estamos hechos de historias

En la columna que escribió en el portal EMPRESA su nieto, Jorge Steverlynck (h) cuenta una historia de don Julio que demuestra el amor que tenía por la Madre de Dios. Si bien don Julio y María Alicia no lo relataron a nadie, esta historia fue confirmada años después. Durante la persecución religiosa de 1955 y temiendo que el Santuario nacional de Luján también pueda ser víctima de la quema de Iglesias, el obispo de Mercedes, Mgr. Anunciado Serafini, le pidió a don Julio que reemplazara la imagen original de la Vírgen por una de las pocas réplicas exactas que existían (que había sido regalada a don Julio como agradecimiento por donaciones) y que preservara la imagen original en su casa. Sólo supieron de este cambio el propio obispo, don Julio y su esposa. Sus hijos lo sospecharon ya que durante 3 meses el rezo del Rosario frente al imagen se volvió obligatorio.  Pasadas aquellas dolorosas jornadas, la imagen original fue repuesta y la réplica fue venerada muchos años en la casa familiar hasta que una de las hijas de don Julio, que la había heredado, la donó al Santuario de la Vírgen de San Nicolás por intermedio de Mgr Ruben di Monte, quien había sido secretario de Mgr Serafini y había escuchado que durante esos 3 meses la imagen original había sido cuidada “por una familia europea de la zona”.